En los años 80, Etiopía vivió una terrible hambruna que mató a cerca de un millón de personas. Por las calles de España era habitual encontrarse a voluntarios de organizaciones católicas portando huchas y pidiendo unas monedas para paliar la situación. “Los negritos del África”, esos seres exóticos que en el imaginario patrio eran los protagonistas de los Conguitos y la canción del Cola Cao, estaban ahora muriéndose de hambre y necesitaban nuestra ayuda. El caso es que, en su lucha contra la pobreza extrema, los misioneros católicos contaron con un poderoso aliado.
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