En el barrio chino de Alicante lo prohibido se mostraba con descaro y las mujeres se ofrecían bajo los toldos rígidos que daban sombra a la noche. “¿Echamos un ratito, chaval?”
En el mercado de la carne, el amor siempre ha sido visto como un negocio donde la teoría del valor es resultado del tiempo de trabajo. Pero la implicación marxista de poco o nada vale en las calles atravesadas por la indecencia. El lumpen fue la asignatura pendiente; una clase sin conciencia de clase que siempre acaba beneficiando a la clase dominante. Lo demás es literatura. Por eso, ir tomando nota acerca de los rostros que me salían al paso, era lo único que podía hacer un jovenzuelo como yo.