El pasado 18 de septiembre fue un mal día para muchos músicos de este país. En su bandeja de entrada apareció un email con un asunto alarmante: “Terminación de la distribución”. El correo provenía de Altafonte, compañía discográfica y distribuidora digital que anunciaba a más de un millar de artistas la cancelación de su contrato. “Las grabaciones que distribuimos para ti han resultado tener, desafortunadamente, un escaso rendimiento editorial en el mercado. (…) Eso no solo repercute negativamente en tus ingresos, sino en los nuestros”.