Lo que sucedió en la final del mundial de fútbol femenino, frente a los focos y las cámaras de todo el planeta, supuso una anomalía en muchos sentidos. Tras la victoria de la selección, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) agarró la cabeza de una jugadora y le plantó un beso en la boca. El gesto que afectó a la deportista Jennifer Hermoso, el más llamativo de varios comportamientos más que cuestionables con varias jugadoras, ha desatado un escándalo nacional e internacional que ha centrado el debate público en la conducta de Rubiales.