Es una auténtica declaración oficial de guerra. Analistas de mercado y observadores geopolíticos internacionales convienen en señalar que la Inflation Reduction Act (IRA) americana, que entró en vigor en enero, representa, de facto, la renuncia de EEUU a las reglas de juego que rigen el libre mercado y todo un desplante a la OMC, la institución multilateral que vela por el adecuado cumplimiento de las normas de competencia en el comercio mundial.
Con el IRA, Estados Unidos busca avances tecnológicos y el impulso de proyectos que sirvan para descarbonizar sectores altamente contaminantes como el transporte, el acero o la generación eléctrica; reducir los elevados costes energéticos actuales e incentivar las inversiones verdes hasta certificar unas emisiones netas cero de CO2 en 2050.
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