Las alarmas saltaron en la UE hace unos meses ante el encarecimiento de las materias primas y falta de suministro para las industrias. La guerra en Ucrania dejaba, además, al viejo continente en una precaria situación desde el punto de vista energético. Los 27 se conjuraron para mejorar su autonomía estratégica. Meses después, la Comisión Europea va poniendo algunos de los planes sobre la mesa y la ambición se queda a medias. Ha ocurrido con la reforma del mercado eléctrico, que se pliega en buena medida a los intereses de las empresas energéticas, y sucede ahora con el plan para reducir la dependencia de las materias primas estratégicas.