Hace apenas siete días el vicepresidente de la junta de Castilla y León, Juan García Gallardo, calificaba a la bandera LGTBI como “trapo arcoíris”. Casi a la vez, el líder nacional de su partido, Vox, aseguraba que él no celebraba el orgullo porque como heterosexual no iba con él la reivindicación. El mismo partido, junto al PP, votaba en contra de desplegar la bandera en el Parlament Balear y la retiraban de ayuntamientos como Vegas del Genil (Granada), Toledo, donde lucía desde hace siete años, Ciudad Real, Valladolid, Burgos o Nàquera (Valencia).