Luca Guadagnino es imprevisible. Su carrera es ecléctica, sin seguir patrones de género o estéticos. Quizás todas sus películas solo tienen en común el amor que siente por los personajes que se encuentran apartados, en los límites. Que buscan una identidad que la sociedad no les permite, aunque el director odie esa palabra, ‘identidad’. Los protagonistas de su nueva película, Hasta los huesos (Bones and all), son dos adolescentes que buscan su lugar en los Estados Unidos de Ronald Reagan, unos años 80 donde cualquier minoría se expulsaba del sistema.