James Gray ha explorado géneros cinematográficos tan diversos como el cine de aventuras (Z, la ciudad perdida), la ciencia ficción (Ad Astra), el drama romántico con inspiración de Dostoyevski (Two Lovers) o el thriller mafioso (su trilogía compuesta por Cuestión de sangre, La otra cara del crimen y La noche es nuestra). Siempre lo ha hecho con una transparencia narrativa que han hecho que le coloquen, una y otra vez, la etiqueta de clásico. Una etiqueta que abraza y reivindica y que hace que su obra sea más reconocida en Europa que en Estados Unidos.