Hagamos la prueba. Antes de seguir leyendo, escucha una canción de Pablo Milanés, por ejemplo esta: 'Años'. Si al reconocer la melodía no te da un pellizco; si al escuchar en su voz los dos primeros versos (“El tiempo pasa / nos vamos poniendo viejos”) no sientes un calorcito feliz subiéndote por el pecho; y si al llegar a “en cada conversación / cada beso, cada abrazo / se impone siempre un pedazo / de razón” no te tiembla la mandíbula y te entran ganas de llorar un poquito de pura alegría y de pura pena y de puro agradecimiento, entonces no sigas leyendo, este artículo no es para ti.