En La guerra de las corrientes, la pugna de Thomas Edison y George Westinghouse por el control del suministro eléctrico se convierte en un drama dinámico con ritmo cercano al thriller y actores de renombre (como el Benedict Cumberbatch de Sherlock y el Michael Shannon de Take Shelter).
El resultado es especialmente apreciable si se tiene en cuenta su accidentada elaboración: se presentó prematuramente con un montaje provisional pero su estreno se canceló a raíz de las denuncias contra el productor Harvey Weinstein. Y tiempo después, ya fuera del control del antiguo magnate del cine ahora juzgado por delitos sexuales, llega a nuestras pantallas un remontaje para el que fue necesario un día más de filmaciones.