A Eva María Cancelo se le cae el pelo y le da por comer. A veces le sorprenden las lágrimas. “Y una no sabe ni por qué está llorando”. Mar Cabra se encerraba en el baño con episodios de ansiedad al inicio de su carrera, para que nadie la viera “así de mal”. “Sentía como corría la sangre por mis venas”, recuerda. La primera llega con lo justo a fin de mes, gracias a los ingresos de otro trabajo por horas que compensa el principal, de ayuda a domicilio para personas dependientes.
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