Hubo un tiempo en el que era habitual que un banco ofreciese a sus clientes la opción de financiar el 100% del valor de la vivienda que iban a adquirir. O incluso en ocasiones, más. Con el paso de los años y, especialmente con el estallido de la crisis financiera en 2008, se constató que esos créditos se convirtieron en los más problemáticos para las entidades financieras, guardando la mayor tasa de morosidad. Actualmente, cuando en algunos casos concretos se vuelve a hablar de financiar todo, o prácticamente, el valor del inmueble, las cuentas de los principales bancos del país muestran que los créditos que se concedieron por encima del 80% son los que guardan la mayor parte de la morosidad hipotecaria.