"Las entregas eran muy sistemáticas, llegaba Baratta, tocaba el portero eléctrico, subía, se sentaba en el único sillón largo que tenía el estudio, charlaba dos minutos, se hacía el amigo, preguntaba por la familia, tomaba el vaso de agua, recibía el dinero, lo introducía en el portafolios antes descrito y se iba".
Es un extracto de la primera confesión que realizó el 3 de agosto de 2018 ante la Fiscalía de Buenos Aires el abogado argentino Juan Carlos de Goycoechea, representante legal de la constructora Isolux en ese país hasta 2017, sobre las supuestas mordidas que pagó en nombre de la empresa española a Norberto Baratta, entonces alto cargo del Gobierno de la hoy vicepresidenta, Cristina Kirchner, a cambio de la adjudicación de la construcción de una central de carbón en 2008 para el grupo español.