El primer monumento a la Constitución española lleva su firma. Está en Vitoria y se inauguró en 1983, aunque la maqueta que se conserva es de 1978. Son cuatro manos que se elevan y entrelazan por encima de los siete metros de altura, como símbolo de unión y fortaleza de un pueblo que escribía la norma con la que poner punto final a cuatro décadas de dictadura. El monumento consta de más de 30.000 kilos de mármol, procedentes de las canteras de Almería, y cuatro décadas después el blanco impoluto se ha ensuciado.