Alemania es un país rico, la cuarta economía del mundo y la mayor de Europa. Pero hay un oscuro reverso en este estatus de potencia económica que afloraba esta semanas gracias a la labor parlamentaria del partido izquierdista Die Linke.
En este partido tienen la costumbre de preguntar al Gobierno en el Parlamento cómo va la evolución del empleo en aquellas personas con más de 67 años. Gracias a esos interrogantes, se puede apreciar que en la evolución del mercado de trabajo alemán hay un problema.