Los precios de los alimentos están en máximos desde 1994. Una espiral alcista que no tiene visos de frenarse, al menos, de aquí a Navidad y que hace cuesta arriba afrontar la cesta de la compra de productos básicos. Un escenario donde además hay presiones externas que afectan a alimentos concretos, como las hortalizas que se cultivan en el sudeste de España, sobre todo, en Almería.
La producción en invernaderos en otros países europeos se está frenando en seco debido a los altos precios del gas.