En la Unión Europea todo va despacio, y todo requiere múltiples procesos. Desde marzo da vueltas la idea de una línea del MEDE, el fondo de rescates de la UE, al que puedan acceder los países con un monto de hasta un 2% del PIB –a fecha del 31 de diciembre de 2019–. Pero hacía falta que pasara por varios Eurogrupos –reunión de los ministros de Finanzas del euro– y Consejos Europeos –cumbre de los líderes– para que fueran definiéndose los detalles fundamentales: que esos préstamos, en total 240.000 millones de euros, no tuvieran los memorandos –MoU– propios del MEDE, que exigían sacrificios y recortes a cambio del dinero, y el examen de la troika y los hombres de negro insertados en los ministerios nacionales.