Hemos llegado al punto en que, durante la promoción de su nueva película y ante la pregunta de si cree que va a seguir interpretando a Aquaman, su protagonista admite que la cosa “no pinta bien”. Lo dijo Jason Momoa a menos de una semana del estreno de Aquaman y el reino perdido. Días después Warner Bros. orquestó un pase de prensa en Madrid fusionándolo con un trapacero evento para influencers la noche antes del estreno y fijando el embargo de la crítica para la mañana siguiente: cualquier tentativa de ir asentando un discurso crítico antes de que la secuela de Aquaman estuviera en carteleras quedaba totalmente abortada.