Lukas Avendaño tiene una larga melena que le llega hasta la cintura. Como una capa, le baja por la espalda del torso desnudo que culmina en una larga falda, con volantes y colores a conjunto con su maquillaje y abalorios. Avendaño viste con lo que, en Europa, identificaríamos como ropa femenina. Pero no es trans. Ni de género fluido. Ni no binario. Sin entrar en los debates que dividen actualmente al feminismo, Avendaño es muxe.
Se trata de una identidad zapoteca, en Oaxaca (México), donde hay hombres o mujeres que, a pesar de ser cis -es decir, que se identifican con el género que se relaciona a sus genitales-, tienen roles propios del género opuesto.