La National Gallery de Londres presentó hace medio año una reescritura del trabajo de Lucian Freud (1922-2011), en la que la institución dirigida por Gabriele Finaldi —exdirector adjunto del Prado y responsable en 2011 de la exposición La palabra hecha imagen, para la Jornada Mundial de la Juventud de Benedicto XVI— ocultó la biografía del artista autobiográfico para centrarse en la expresión de la pincelada, los colores yuxtapuestos y el fetiche del estudio. El montaje trató de hacer creer que los modelos posaban para Lucian Freud durante meses de manera voluntaria y que las acusaciones de misoginia y voyeurismo como esencia de su arte eran una falsedad.
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