Cuando los niños y niñas de los 20 países latinoamericanos juegan, hablan como los dibujos animados. Y hablar como los dibujos animados significa hacer sonoras todas las 's', decir siempre 'auto' en vez de 'carro', 'nevera' en vez de 'heladera', 'falda' en vez de 'pollera' o 'cabello' en vez de 'pelo', hablar de tú, usar 'güey' y exclamar '¡Rayos y relámpagos!'. O, lo que es lo mismo, hablar como nunca lo harían en sus respectivos países.
Y la razón es puramente económica. Si uno piensa en las películas Disney de su infancia, recordará que las voces de los personajes no tenían nada que ver con el español de España.
Leer más: El español latino no existe: cómo Disney se cargó la identidad cultural del lenguaje