La primera economía mundial parece rememorar “la exuberancia irracional” con la que definió Alan Greenspan el boom bursátil y los “excepcionales beneficios” que recorrieron los mercados de capitales a comienzos del actual milenio. El entonces presidente de la Fed anticipó con su mensaje las vacas flacas de la crisis de las punto-com de 2001 y del credit crunch de 2008; en medio de cuyas tempestades se fraguó la oleada de hipotecas subprime que dieron la puntilla definitiva a Lehman Brothers, emblema del mayor tsunami financiero desde el crash de 1929.
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