El estado de alarma no entiende de efemérides y el calendario es caprichoso, dos ingredientes que dejan un Día Internacional de los Monumentos con el patrimonio cerrado y las redes abiertas, esas por las que la Alhambra, temporalmente huérfana de turistas, se nutre de recuerdos y curiosidades.
La Alhambra, el complejo monumental más visitado del país, lo festeja alejada del bullicio cotidiano y al ritmo lento que marca el agua de sus fuentes, como cualquier cumpleaños en cuarentena, y con celebraciones virtuales y felicitaciones a distancia, con un Peinador de la Reina monumentalmente silencioso, pero con mucho ruido en las redes para llenar un Generalife más solitario que nunca.